jueves, 19 de julio de 2012

Lagarto ocelado (Timon lepidus)



Hoy paseando por Cañada Real hemos visto un imponente ejemplar de lagarto ocelado (Timon Lepidus). Podría ser un ocelado más, sino es porque este nos ha mirado y está aquí compartiendo espacio con nosotros… por eso nunca será uno más, todos somos únicos e irrepetibles, cada uno importa.

Los lagartos ocelados son los más grandes de la PI, alrededor de 620mm, siendo la cola entre 1.5 a 2 veces mas grande que el cuerpo. Los machos son lo que alcanzan mayor tamaño, y son un poquito cabezones con un mandíbula poderosa que si se siente acorralado, incluso por un hombre, puede llegar a morderte. Te dará un gran susto y un dolor que durará un rato, puesto que si se empeña puede no soltarte durante unos minutos. Pero no te confundas, no es su costumbre perturbarte, al contario si te oye huirá a gran velocidad, incluso no dudará en desprenderse de la cola si lo considera necesario.





Se le conoce por este nombre por unas increíbles escamas dorsales con forma de ocelos azulados, verdes… que presenta en su cuerpo de color verde, amarillento y negro en los ejemplares adultos. Los machos son muchos más vistosos que las estilizadas hembras, son diurnos, insectívoros, aunque su dieta varia incluyendo fruta, carroña… Son animales ágiles, solitarios y territoriales, que llegan incluso a vivir 15 años en libertad.
Se encuentran en casi todos los hábitat, incluso en zonas urbanas, ha excepción de la zona de Cantabria, Baleares y Canarias. Le gusta tener zonas donde poder resguardarse, son excelentes trepadores y necesitan de espacios abierto para descansar al sol, claro que con su sangre fría debe hacerlo a menudo.


Entre los principales peligros que acechan o han diezmado a nuestros lagartos están:

     Los atropellos en las carreteras, siendo el segundo reptil en número de atropellos en España.

     El consumo de su carne como exquisitez gastronómica o la elaboración del Licor de Lagarto.

     Falta de alimento y destrucción o modificación de sus hábitat.

     Persecuciones y caza por perros y gatos.

    
     Por último, resulta sorprendente que los seres humanos maten a los animales por sus falsas creencia o animad versión y por supuesto el lagarto no iba a ser menos. Antiguamente, en algunas zonas como Jumilla y Yecla, se ponía una pata cerca de los niños por creer que tenía propiedades curativas.


Pero todo esta conectado en la naturaleza y si disminuye drásticamente el número de estos lacértidos, otros muchos predadores se verán afectados. Esperemos que entre todos podamos hacer que los reptiles continúen poblando nuestros hábitat, como vienen haciendo desde hace más de 310 millones de años.



Blanca Herrera




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